Continuamente me pregunto que es lo que me espera al pasar por la vida, soy apática a la rutina, aún así... amenaza llenarme día a día, por eso cambio rutas, actitudes, esperando que algo haga la diferencia y ha resultado.
Por ejemplo, ese día en que al esperar que cambiara el alto de la avenida, un chico muy mono pasara en su auto y sin más levantara su mano y me saludara, provocando una sonrisa asomara en mis labios ... era miércoles para variar, me gustan los miércoles, el ombligo de la semana, siempre hay algo para recordar ese día.
O que tal cuando un aroma familiar me hizo cerrar los ojos y recordar... recorro en bus la ciudad, tomo rutas diferentes con un mismo destino, mirando rostros diferentes, imaginando historias... perdiéndome en mis propios pensamientos, preparándome para hacer un día diferente.
Recibir un mensaje hace que el día se vuelva especial, sentir el cariño de quienes me rodean me hacen sentir especial.
Sentir la presencia de Dios en cada día, hace que el día valga la pena, incluso un día malo hace la diferencia, como cuando me dí cuenta que la chica nueva, tenia la función de ocupar mi puesto con engaños por parte del clon, quien finalmente decidió decírmelo al fallarle las espectativas de esta niña, todo esto a espaldas de mi jefe, no deja de sorprender actitudes así, comprendo las necesidades humanas que llevaron a esta niña, a participar aún sintiéndose mal como me lo hizo saber y lamento que una niña tan eficiente haya sido desechada por caprichos de un individuo que no sabe de ética, sigo ahí, algún propósito habrá en ello.
No negaré que esto me sacó de balance, me dolió y afectó por un tiempo, pero la vida continua y yo con ella... Es parte del aprendizaje diario, es no caer en lo cotidiano, es vivir.
