Tan es así que ya estoy pensando emigrar (creo que algo de la vida nómada del tiempo que estuve en la milicia se arraigó) a otra ciudad, necesito la emoción y el temor de lo desconocido, de explorar calles, conocer comidas típicas, gente nueva... etc. He pensado en Queretaro, San Miguel de los Jagüeyes o Colima... también he pensado regresar a mi tierra con mis padres que ya están grandes y cuidarlos, pero pienso en la seguridad de mis hijos, ya fantaseando con ellos, charlamos de viajar a otro país... Somos trabajadores y no nos asusta lo desconocido, pero todo queda en eso, fantasear...
Tal vez el deseo provenga de las ganas de escapar a la situación que atravieso, quitar la rutina que odio o tal vez el impulso por la adrenalina, cuando decidí venir a vivir aquí la desición no fue planeada a largo plazo, al contrario, recuerdo que vendí las cosas que teníamos, otras las regalé, solo lo importante se vino conmigo en la camioneta, subí a mis enanos y tomé camino, no me gustan las despedidas así que una noche antes avisé que partía... llegamos a casa de mi hermana en Cuautitlán Izcalli por unos días, en lo que checaba las condiciones en las que se encontraba mi casa y después, voilà!!! dormíamos en el piso pues no teníamos ni un solo mueble... de nuevo a comprar todo, era libre!! empezaba de cero.
Mi hogar está donde estamos mis hijos y yo, no importa cd. país o continente... Tal vez en algún momento no lejano les escriba desde otro punto de este bendito mundo.