Por fin tomé las riendas de mi vida... Renuncié!! dejé ese trabajo que me estaba consumiendo, sentir día a día que no bastaba esforzarme al máximo, siempre habría algo que me hiciera sentir mal...
Hoy me siento liberada, con nuevas expectativas de encontrar un trabajo al cual asistir con gusto, la paga no importa, ya comprobé que un trabajo bien remunerado no compensa el estrés, desgaste físico, emocional y mental.
Claro, tomé mis previsiones... el ahorro nunca es indispensable, así que inicio de nuevo, no sé si sea en esta ciudad o en otra, por el momento la sensación de libertad no la paga nada en esta vida y planeo disfrutarla, no temo al trabajo arduo y demandante pero no caeré de nuevo en las garras de un explotador que no valora al ser humano que tiene bajos sus ordenes.
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